lunes, 7 de octubre de 2013

  LIBROS PARA VOLUNTARIOS DEL PUNTO CORAZÓN.

Carta Puntos Corazón (1990)

Hay niños que ya no saben sonreír.
Hay niños que están solos en el mundo.
Hay niños que comen tierra y basura para calmar su hambre.
Hay niños que son ven­di­dos.
Hay niños que los ricos utilizan como bien de goce.
Hay niños de diez años a quienes confían armas.
Hay niños que son torturados.
Cuando un niño es abandonado a su suerte, cuando un niño conoce tales dramas, se forma sobre nuestro planeta un punto negro, un punto de vergüenza para la Humanidad entera. Más aún, cada vez que un niño es tratado así, es el cuerpo de Cristo el atacado, el herido, el des­fi­gu­rado.
Para remediar esta situación, los estados toman deci­sio­nes, la O.N.U . promulga la Carta de los Derechos del Niño. Además, mil obras se han creado, civiles o religiosas que tienen por misión ir en ayuda de los niños del mundo entero. Y sin embargo, ¡las necesidades aún son inmensas! Es por ello, sin duda, que hemos recibido la intui­ción de crear una pequeña obra que confiamos a su oración. Una obra cuyo desarrollo esperamos, porque amamos infinitamente a los niños y sabemos que Dios habita en sus corazones, porque creemos que los niños son nuestros maestros , inocentes y vulnerables y porque Jesús nos dice: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos" (mt. 18, 3). Una obra cuyo desarrollo esperamos porque tenemos el inmenso deseo de que la dig­ni­dad de los niños del mundo entero sea reco­no­cida....

La Obra Puntos Corazón = la Obra del rosario (1990)

Segunda carta a los Amigos de los niños
- Noviembre de 1990 -
Muy que­ri­dos Amigos de los niños,
Desde el comienzo, nunca les he escon­dido esto:
LA OBRA PUNTOS CORA­ZÓN ES EL FRUTO
DE LA RECI­TA­CIÓN DEL ROSA­RIO.
Hoy, debo reve­lar­les algo más
de lo cual estoy fir­me­mente con­ven­cido:
la Obra Puntos Cora­zón
se man­ten­drá en el tiempo,
se desa­rro­llará,
dará fruto,
sólo si su fun­da­dor,
si uste­des mismos, Amigos de los niños,
si cada uno de sus padri­nos espi­ri­tua­les,
somos fieles cada día a la reci­ta­ción del rosa­rio
- o por lo menos de una decena -.
Cuando se ama,
cuando se ha per­ci­bido
que lo visi­ble no es sino una puerta a lo invi­si­ble, infi­ni­ta­mente más vasto,
soña­mos con estar con­ti­nua­mente unidos con Dios,
con los ánge­les y con los santos,
con los hom­bres de aquí abajo, con las muje­res y con los niños,
los que están cerca y los que están lejos.
Y sufri­mos al darnos cuenta de que, sin cesar,
esta­mos dis­traí­dos, esta­mos dis­per­sos,
per­de­mos la paz.
Inten­ta­mos enton­ces uti­li­zar
méto­dos de rela­ja­ción,
de res­pi­ra­ción, de con­cen­tra­ción...
¡Pero es tan difí­cil!...
¡NADA VALE LO QUE UN ROSARIO!
Esto, parece demasiado fácil:
¡es una cos­tum­bre de seño­ras viejas!
¡es una repe­ti­ción infi­nita!
¡es mario­la­tría!
Escuchen: ¡NADA VALE LO QUE UN ROSARIO!
Es el secreto de oración
que María revela a los pobres y a los pequeños;
es por excelencia el secreto,
¡LA FUERZA DE PUNTOS CORAZÓN!
Y porque ustedes han deseado ir allí donde a veces,
solo la pre­sen­cia de una Madre puede sopor­tarse,
porque ustedes han deseado partir
lavar los pies de los pequeños,
consolar a los pobres,
sufrir con aque­llos cuyos ros­tros se
ahogan en lágri­mas,
es nece­sa­rio pri­mero rezar como ellos rezan.
Es nece­sa­rio llamar a María,
salu­dar a María,
y lla­marla nue­va­mente...
y salu­darla otra vez...
hasta que venga el Reino
donde no habrá más lágri­mas,
ni llan­tos, ni gritos, ni penas... (Cf. Ap. 22, 4)......

En el jardín de infantes del amor (1991)

Tercera carta a los Amigos de los niños
- Abril de 1991 -
Muy queridos Amigos de los niños,
La mayoría de ustedes, es al terminar sus estudios
que deci­die­ron partir
para la gran aventura Puntos Corazón.
Ustedes saben todo o casi todo,
como saben, con gran orgullo, tantos de sus amigos.
Ustedes apren­die­ron física o matemáticas,
filo­so­fía o química, letras o medicina,
y sus diplo­mas acre­di­tan tanta cien­cia y razón.
Ahora bien, al llegar a sus palacios,
muy pronto des­cu­brie­ron que debían apren­der todo.
Lo que sucede es que se puede ser muy hábil en astro­lo­gía y en estra­te­gia
y en lo esen­cial, estar en el jardín de infan­tes.....

«Y María estaba ahí, de pie...» (1991)

Misa de envío, Ourscamp, 15 de septiembre de 1991
Queridos Amigos de los niños, Amados hermanos y hermanas,
Pura coin­ci­den­cia: su envío en misión tiene lugar el día de una fiesta que, aunque debería quedar supri­mida por la celebración domi­ni­cal, aclara perfectamente su misión: ¡Es la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores o, como dicen en Oriente, la fiesta de la compasión de María! Esta fiesta habla tan fuerte de nuestra misión que la ins­ti­tuyo hoy, fiesta patro­nal de la Obra Puntos Corazón.
No les pido otra cosa que reu­nirse con María a lo largo del Via CrucisMaría al pie de la cruz de su Hijo. No reu­nirse de manera física -¡eso qué importa!- sino ir a habitar su corazón, ir a vivir en su corazón. La misión de un Amigo de los niños, no es otra que la de permanecer al pie de los barrios caren­cia­dos del mundo, de todas las mise­rias del mundo para «sufrir con», para con­so­lar, para ofrecer la más dulce sonrisa del amor. Es, según la maravillosa expre­sión del Papa Pablo VI, "Estar en el centro de la Iglesia como un manó­me­tro, un instrumento sobre el cual se reper­cu­ten las pre­sio­nes, las llagas del cuerpo de Cristo, digamos mejor: de la humanidad que sufre". Y "esta­mos segu­ros que esta larga pasión de los hombres es con­so­lada por nuestra compasión" (27 de Marzo 1964)......
Compasión: palabra que quema y embriaga (1991)
Misa de envío, Ourscamp, 26 de octubre de 1991
Queridos Amigos de los niños, Amados hermanos y hermanas,
Ciertos rostros en la Iglesia, ciertas ordenes religiosas  están indefectiblemente atadas a determinadas palabras, a determinados misterios, a determinadas virtudes. Quien dice san Francisco de Sales, por ejemplo, dice dulzura; quien dice Franciscanos, dice pobreza; quien dice san Maxi­mi­li­ano Kolbe, dice la Inmaculada. Me encantaría que nuestra Obra, por modesta que sea, por donde pase, por donde se la recuerde, evoque ella también una palabra: COMPASIÓN. Es, en efecto, la compasión que la inspira, es la compasión -y especialmente la compasión por los niños- que la ordena, es la compasión quien le da su fin.
Queridos Amigos de los niños, en unos días o en unas semanas irán a misionar en un Punto Corazón. ¿Por qué? Por compasión. Irán a vivir en comunidad. ¿Por qué? Por compasión. Irán a pasar largas horas de oración. ¿Por qué? Por compasión. Elegirán una vida simple, abierta a los otros, dependiendo de la Carta que les ofrecemos. ¿Por qué? Por compasión. Me gustaría que esta palabra bastante inusitada en nuestro tiempo embriague su inteligencia, haga arder sus corazones, les dé una fuerza que nada pueda detener. Me gustaría que esa sola palabra haga nacer una inmensa familia de la que ustedes sean los embajadores cerca de todos los pobres y los niños que sufren.
Este movimiento los inspira a dar algo de sus vidas -a dar sus vidas-, a dar mucho -a darlo todo- dejar para partir, es propiamente el movimiento de la Encarnación y de la Pasión del Señor. Si hay quienes, en efecto, son con­su­mi­dos por el fuego de la compasión, son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y lo son porque, así como Dios es el primero en amar, Él es, en cierto sentido, el primero en sufrir, Él es la primera víctima: "Dios que está en el origen de toda ternura, escribe Mau­rice Zundel, es aquejado por todos los dolores humanos, y todas las veces que la vida humana sufre, hay una herida en la ternura de Dios. Dios es solidario con el hombre."

Puntos Corazón no es una solución... es un pequeño signo (1996)

Misa de envío, Noyon, el 14 de septiembre de 1996
Hace apenas seis años, tenía delante de mí algunos jóvenes  un poco asustados pero llenos de coraje, que se alis­ta­ban como ustedes a irse para un Punto Corazón  Unos se iban a Argentina  los otros a Brasil. Iban a cruzar como pre­cur­so­res los límites de dos barrios des­fa­vo­re­ci­dos que la gente de la ciudad no se ani­maba a pasar.
Hoy en día, las cosas han cambiado  Este año, son más o menos cincuenta jóvenes que dejarán Francia para ir a animar unos veinte Puntos Corazón. Y desde varios otros países toda­vía unos Amigos de los niños partirán para alcanzar a sus comunidades. Y en nuestros ficherostenemos el nombre de miles de padrinos y amigos..., y en varios países existen aso­cia­cio­nes locales de sostén..., y decenas de artículos en los diarios han sido escri­tos sobre la Obra en veinte idiomas más o menos..., y unos obispos nos solicitan .., y hemos recibido unos pre­mios..., y además, viviendo la compasión de manera radicaldecenas de jóvenes vieron su vida dar vuelta. Todo eso me alegra. Hace seis años, nunca hubiese ima­gi­nado semejante desarrollo de la Obra, jamás hubiese creído que fuera a ser conocida tan rápido, y por muchos apre­ciada. Jamás hubiese pensado en el impulso que dio a mi propia congregación e ima­gi­nado las múltiples amistades que nos ofreció en el mundo entero. Hoy sólo puedo dar gracias por la extensión que Dios dio a la Obra, toda su fecun­di­dad, todo el bien que los Puntos Corazón han hecho para los niños de nuestros barrios, pero también para los Amigos de los niños, para sus padrinos y familias.

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